Al cierre de la Feria Internacional de Cochabamba, la valoración tanto de organizadores como del público asistente coinciden en varios aspectos, entre ellos un mejor orden en la instalación de expositores, pero también en el excesivo ruido y la falta de espacios de descanso o áreas verdes.
La gerente general de la Feicobol, Eunice Achá, destacó, preliminarmente, que este año se logró concentrar en un solo lugar a empresas del rubro de la construcción, entidades bancarias, artesanos y empresas cerveceras.
La mayor asistencia de público impidió a muchos visitantes disfrutar de una estadía placentera en los diferentes espacios de la Feria, por lo que la conclusión es que el campo ferial “ha quedado chico”.
Sumado a este factor está también la falta de espacios de descanso y alimentación. La plaza de comidas no tenía una sola silla libre y las pocas áreas verdes que quedan no tienen las bancas suficientes para tal cantidad de compradores. “Las áreas verdes es algo que tenemos que trabajar”, comprometió Achá.
Otra de las críticas fue el excesivo ruido de los diferentes stands. Si bien este año las empresas cerveceras fueron trasladadas a un rincón, en la esquina donde estaban las telefónicas, una entidad bancaria y otra empresa de pintura, el ruido era exorbitante.
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